5 de marzo de 2008

El reto de la fotografía social


Esto es un artículo que escribí para imagen en acción(IeA):

Comencemos desde un principio, hablemos de ONGs… en el fondo ¿qué es una ONG? yo aquí quiero plasmar parte de mi visión sobre este tipo de entidades. Para mí, al margen de la definición de libro, una ONG o al menos IeA es una herramienta para el cambio social. Bien, hasta ahí todos de acuerdo. Pero ¿cómo se articula ese cambio social? Pues bien, la cosa es la siguiente: estas asociaciones trabajan en dos sentidos, el exterior y el interior (por llamarlos de alguna manera, pero se puede elegir cualquier otra denominación). La exterior es la finalidad de la ONG en si misma, aquella recogida en la misión y visión de la misma y que, entiendo, que de una u otra manera es su fuente de atracción de voluntarios y simpatizantes... es por tanto y en nuestro caso: la fotografía para el cambio social, nuestro nexo de unión. Luego está la otra, la interior, que es ligeramente distinta y a lo mejor más difícil de explicar, pero intentémoslo. La finalidad interior está basada en que toda persona es agente de cambio en sí misma y allá donde vaya, puede influir en la sociedad (amigos, familias, etc.) por lo que la propia actividad de la ONG puede y debe posibilitarlo. La filosofía del activismo y de la justicia social nunca está basada en el voluntarismo aislado, es decir, no vale ser el mega-voluntario en tu asociación y luego tratar de manera injusta a quienes te rodean; se trata de un ejercicio de coherencia (como todo en esta vida). ¿A qué viene todo esto? A que los voluntarios hemos de aprovechar todos estos momentos de calidad que nos brinda nuestra propia actividad para interiorizar todo aquello que nos impulse a ser mejores agentes de cambio en nuestro círculo vital, al margen de pertenecer a una u otra asociación. Es en definitiva la única posibilidad real del cambio social, de la justicia e igualdad; es el “cámbiate a ti mismo/a para cambiar el mundo”. No deja de tener una cierta componente utópica, es cierto, y más en un mundo rodeado de egoísmo, pero no por ello deja de ser cierto. ¿Acaso la utopía no es el denominador común de todo movimiento de acción social?

Vale, bien. Comprendo que a estas alturas alguien se pueda preguntar… ¿y esto que c#@o tiene que ver con la fotografía? Pues a eso voy, paciencia. Ahora quiero mostrar la perspectiva que he ido construyendo en mi corta experiencia en el mundo de la fotografía. Desde mi limitada experiencia, a mi me ha enganchado la fotografía por dos cosas. Por un lado porque nos permite ver la realidad desde otros ángulos y puntos de vista que, sin la cámara en la mano, jamás consideraríamos. Y por otro lado porque, al menos a mi, me proporciona una abstracción con respecto a la realidad que me encanta: cuando miras por el objetivo, el mundo se congela a tu alrededor y eres capaz de ver todo lo que te rodea aún sin mirarlo… sombras, luces, objetos y personas pasan a tener un significado único y privilegiado que nunca volverán a tener de nuevo. Esta es mi definición de la fotografía. Es ese momento en que todo lo que te rodea se convierte en posibles planos de una foto que se corresponden con cada detalle de lo que te rodea.

Claro, yo solo puedo hablar desde lo que yo conozco y no sé si esto mismo le pasa a alguien más. Es más, supongo que el tema se complica cuando además entran en consideración aspectos más técnicos o artísticos (que la gente más avanzada manejará) que la propia búsqueda de ese instante que te transmita algo. Así que a lo mejor todo esto no tiene sentido, pero bueno es como yo lo veo…

Bueno y aquí viene la vuelta de tuerca, la reflexión que trata de hilar todo lo dicho hasta ahora… eso sí, me gustaría dar un aviso para navegantes… yo provengo más del mundo de la solidaridad que del de la fotografía y es ahí donde todo esto cobra sentido para mi, donde se establece la lógica que me lleva a pensar que esto forma parte de la ética de la toma de fotografías.

El caso, y esto trataré de decirlo de la manera más sencilla posible, es que no podemos ser satélites que obtengan instantáneas de los eventos que cubramos (que es algo de lo que me pasa a mi cuando tengo la cámara en la mano), no podemos ser entes que pasan completamente desapercibidos en el microcosmos de un taller, una kalejira, una manifestación o un encuentro. Y la razón es la siguiente: así como se comentaba en algún documento que conviene informarse sobre lo que se va a fotografiar para entrar en contexto y poder realizar fotos con contenido; a mi me parece vital mezclarse con la gente, hablar, comentar, preguntar, intercambiar opiniones, preguntar por la historia de cada uno/a (siempre con mucho cuidado y respeto)… aún cuando hacerlo suponga perderse alguna foto “espectacular” a priori… ¿y por qué? Porque sólo así nosotros cambiaremos, nos acercaremos a realidad de las que a lo mejor solo sabemos por Internet, sólo así viviremos creyéndonos aquello de que todas las personas somos iguales por encima de sexo, razas o creencias, sólo así será posible ese cambio social en sentido interior que sólo es posible gracias a ciertas asociaciones y ONGs (lo cual no quita para que esto también se dé en otros contextos). En definitiva, creo que no es ninguna pérdida dejar de sacar fotos a cambio de implicarse con la gente por la sencilla razón de que eso deja huella, cambia la mirada y la percepción… lo cual se acaba notando positivamente en las siguientes sesiones fotográficas que se hagan en la misma línea.

Creo que esta peculiar perspectiva constituye un reto en sí misma debido a los distintos enfoques de los mundos que estamos acercando y es a lo que debemos aspirar… porque sólo así, desde el respeto y la humildad de quien se acerca al otro para escuchar lo que tenga que decir y conocer su realidad más de cerca, es como los códigos éticos dejan de tener sentido y las fotos y relatos en general, ganan en significado.

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