16 de marzo de 2008

2:06


Dos figuras caminan por una calle sombría. Es de noche y no hace frío. Corre un viento alegre que mueve a los grupos de jóvenes de un lado a otro...

No parecen encajar. Más alla de su camaleónica piel y de su apariencia cansada, hay matices que dan a entender sólo a quien está dispuesto a observar. Entre conversaciones insustanciales, la chapa y pintura que ha ido desplazando paultatinamente a las pinturas de guerra, las miradas que se cruzan, furtivas, a veces a la espalda y a veces a los ojos; un detalle llama poderosamente la atención: una mochila a su espalda. La llevan cargada, sin ajustarla en exceso a la espalda y da la sensación de que, a cada paso, las cintas cargadas a sus hombros se van tensando más y más, como si cada vez pesara más.

Llevan una conversación dinámica. La guturalidad de sus erres (al igual que su tez) me indican que lo hacen en francés... o eso quiero creer... mi total y absoluto desconocimiento de su idioma me previene de una irrespetuosa escucha pero no por ello me deja de parecer entrañable la situación.

Una duda cruza mi vista de lado a lado como una exhalación... de donde serán? frunzo el ceño, lo cual no ayuda para nada a solucionarla...

De repente, otra sombra cruza la misma calle, pero en sentido opuesto... es una sombra que anda rápido, con paso vigoroso y seguro de si mismo. Las miradas se cruzan pero no se dicen nada... sigo pensativo... y cuando menos cabría esperarlo, la nueva sombra gira la cabeza para decir algo... les habla como mucho impetu, como increpándolos... y éstos en su animada conversación parecen hacer caso omiso... él, sin llegar a detenerse nunca, les grita algo más... y una respuesta tímida (e incomprensible para mi) sale de uno de ellos... me sigue dando la sensación de percibir una aparente violencia en la conversación... ellos responden, saliendo del trance al que su conversación los tenía sometidos:

- Guinea... Guinea bissau

Las sombras se pierden en la oscuridad de la noche, nosotros continuamos nuestro periplo de comunicación poco verbal y yo... yo sonrío.

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imagen de victorgil84

5 de marzo de 2008

Quién soy yo?

A cuenta de cierto "retrato" que me han hecho hace poco, he pensado en hablar un poco sobre mí. La verdad es que soy alguien raro, tan raro como cualquiera que trate de ser uno mismo, de ganar en coherencia día a día y de mirar al futuro con optimismo y cierto aire soñador.

La verdad, es que soy un piscis en toda regla, me veo ampliamente reflejado en muchas de las características que se les atribuyen a esos pececillos curiosos: soñador de día y romántico de noche (vamos un 4, creo), cabezota, amigable, ¿inteligente? y un largo etcétera del que ahora no me quiero acordar...

Por otro lado, he recibido un regalo del que nunca espero deshacerme: un estilo de vida. Ciertamente, me inquietan tremendamente los temas sociales y la verdad creo que ya he traspasado esa barrera que te transforma: el voluntariado pasa de ser una experienca más que te atreves a probar y que te parece curiosa a ser ese estilo de vida que marca gran parte de mis rasgos... pero no queda ahí, sigo aprendiendo, leyendo, reflexionando... siempre en la medida en que mi propia estructura vital me lo permite para no ser "uno más que se apunta el tanto y a la moda del voluntariado"... porque no te puedes quedar estancado en una forma de ser voluntario (que es lo que les pasa a quienes se hacen voluntarios sólo por moda o sólo por probar, si no lo hacen algo suyo, acaba desvanenciedose con el tiempo en el fragor de la batalla de nuestra vida diaria), al igual que no te puedes quedar estancado en los quince años...

Pues sí, el voluntariado va evolucionando, cambiando según te vas formando y tu sentido crítico se agudiza... al final maduras cuando vas cerrando etapas en ciertos lugares y no termina ahí, y buscas tu lugar en otro lado donde tus virtudes y carencias puedan ser de utilidad.

Bajando al plano más humano, soy un puto desastre. Creé este pequeño templo para obligarme a escribir más a menudo y bueno... tampoco esta siendo para tanto... menos es nada pero cierto es, que podría ser más.

En lo que escribo, mucha música y mucha gente reflejada, pero a través de palabras que a veces pecan de ser "demasiado elevadas"... para gustos colores y cuanto menos escriba, menos mejorará... la crítica constructiva es siempre bien recibida.

Utópico, amante de la verdad y un montón de cosas más que no sería capaz de sintetizar en unas líneas, sirva esto para dotar a este caos de cierta coherencia comprensible que te permita disfrutar un poco de unas vagas ideas y poco más...

;-)

El reto de la fotografía social


Esto es un artículo que escribí para imagen en acción(IeA):

Comencemos desde un principio, hablemos de ONGs… en el fondo ¿qué es una ONG? yo aquí quiero plasmar parte de mi visión sobre este tipo de entidades. Para mí, al margen de la definición de libro, una ONG o al menos IeA es una herramienta para el cambio social. Bien, hasta ahí todos de acuerdo. Pero ¿cómo se articula ese cambio social? Pues bien, la cosa es la siguiente: estas asociaciones trabajan en dos sentidos, el exterior y el interior (por llamarlos de alguna manera, pero se puede elegir cualquier otra denominación). La exterior es la finalidad de la ONG en si misma, aquella recogida en la misión y visión de la misma y que, entiendo, que de una u otra manera es su fuente de atracción de voluntarios y simpatizantes... es por tanto y en nuestro caso: la fotografía para el cambio social, nuestro nexo de unión. Luego está la otra, la interior, que es ligeramente distinta y a lo mejor más difícil de explicar, pero intentémoslo. La finalidad interior está basada en que toda persona es agente de cambio en sí misma y allá donde vaya, puede influir en la sociedad (amigos, familias, etc.) por lo que la propia actividad de la ONG puede y debe posibilitarlo. La filosofía del activismo y de la justicia social nunca está basada en el voluntarismo aislado, es decir, no vale ser el mega-voluntario en tu asociación y luego tratar de manera injusta a quienes te rodean; se trata de un ejercicio de coherencia (como todo en esta vida). ¿A qué viene todo esto? A que los voluntarios hemos de aprovechar todos estos momentos de calidad que nos brinda nuestra propia actividad para interiorizar todo aquello que nos impulse a ser mejores agentes de cambio en nuestro círculo vital, al margen de pertenecer a una u otra asociación. Es en definitiva la única posibilidad real del cambio social, de la justicia e igualdad; es el “cámbiate a ti mismo/a para cambiar el mundo”. No deja de tener una cierta componente utópica, es cierto, y más en un mundo rodeado de egoísmo, pero no por ello deja de ser cierto. ¿Acaso la utopía no es el denominador común de todo movimiento de acción social?

Vale, bien. Comprendo que a estas alturas alguien se pueda preguntar… ¿y esto que c#@o tiene que ver con la fotografía? Pues a eso voy, paciencia. Ahora quiero mostrar la perspectiva que he ido construyendo en mi corta experiencia en el mundo de la fotografía. Desde mi limitada experiencia, a mi me ha enganchado la fotografía por dos cosas. Por un lado porque nos permite ver la realidad desde otros ángulos y puntos de vista que, sin la cámara en la mano, jamás consideraríamos. Y por otro lado porque, al menos a mi, me proporciona una abstracción con respecto a la realidad que me encanta: cuando miras por el objetivo, el mundo se congela a tu alrededor y eres capaz de ver todo lo que te rodea aún sin mirarlo… sombras, luces, objetos y personas pasan a tener un significado único y privilegiado que nunca volverán a tener de nuevo. Esta es mi definición de la fotografía. Es ese momento en que todo lo que te rodea se convierte en posibles planos de una foto que se corresponden con cada detalle de lo que te rodea.

Claro, yo solo puedo hablar desde lo que yo conozco y no sé si esto mismo le pasa a alguien más. Es más, supongo que el tema se complica cuando además entran en consideración aspectos más técnicos o artísticos (que la gente más avanzada manejará) que la propia búsqueda de ese instante que te transmita algo. Así que a lo mejor todo esto no tiene sentido, pero bueno es como yo lo veo…

Bueno y aquí viene la vuelta de tuerca, la reflexión que trata de hilar todo lo dicho hasta ahora… eso sí, me gustaría dar un aviso para navegantes… yo provengo más del mundo de la solidaridad que del de la fotografía y es ahí donde todo esto cobra sentido para mi, donde se establece la lógica que me lleva a pensar que esto forma parte de la ética de la toma de fotografías.

El caso, y esto trataré de decirlo de la manera más sencilla posible, es que no podemos ser satélites que obtengan instantáneas de los eventos que cubramos (que es algo de lo que me pasa a mi cuando tengo la cámara en la mano), no podemos ser entes que pasan completamente desapercibidos en el microcosmos de un taller, una kalejira, una manifestación o un encuentro. Y la razón es la siguiente: así como se comentaba en algún documento que conviene informarse sobre lo que se va a fotografiar para entrar en contexto y poder realizar fotos con contenido; a mi me parece vital mezclarse con la gente, hablar, comentar, preguntar, intercambiar opiniones, preguntar por la historia de cada uno/a (siempre con mucho cuidado y respeto)… aún cuando hacerlo suponga perderse alguna foto “espectacular” a priori… ¿y por qué? Porque sólo así nosotros cambiaremos, nos acercaremos a realidad de las que a lo mejor solo sabemos por Internet, sólo así viviremos creyéndonos aquello de que todas las personas somos iguales por encima de sexo, razas o creencias, sólo así será posible ese cambio social en sentido interior que sólo es posible gracias a ciertas asociaciones y ONGs (lo cual no quita para que esto también se dé en otros contextos). En definitiva, creo que no es ninguna pérdida dejar de sacar fotos a cambio de implicarse con la gente por la sencilla razón de que eso deja huella, cambia la mirada y la percepción… lo cual se acaba notando positivamente en las siguientes sesiones fotográficas que se hagan en la misma línea.

Creo que esta peculiar perspectiva constituye un reto en sí misma debido a los distintos enfoques de los mundos que estamos acercando y es a lo que debemos aspirar… porque sólo así, desde el respeto y la humildad de quien se acerca al otro para escuchar lo que tenga que decir y conocer su realidad más de cerca, es como los códigos éticos dejan de tener sentido y las fotos y relatos en general, ganan en significado.