Lo malo de volver a una época más reflexiva es eso mismo... que te pones a pensar. Y claro en este reabrir la caja de pandora aparte de
proyectos que tienes en mente se te cruzan temas e historias en tu camino que es, precisamente en estos momentos, cuando te piden a gritos unas lineas y un tratar de ordenar ciertos pensamientos cruzados.
El tema, en boca de todos y diversas primeras planas de medios a nivel internacional: un patetico video y unas desafortunadas tiras cómicas que estan dando la vuelta al mundo debido a una serie de reacciones tristemente violentas. El reto: ir al fondo de la cuestión o al menos tratar de identificar los puntos conflictivos de una serie de hechos encadenados a los cuales despertamos por la noticia de un brote violento en Bengasi (Libia) que terminó con la vida de 4 diplomáticos estadounidenses.
Perspectivas desde terreno
Para aquellos que estamos trabajando en el extranjero, especialmente en zonas árabes, estos y otros temas se vuelven de manera más o menos recurrente en conversaciones del día a día. Especialmente interesante el caso de algunos trabajadores de ONGs del mundo del desarrollo y la acción humanitaria, que entre otras cosas, nos vemos avocados a ejercer esa función de análista de la política regional para determinar en qué manera nos afecta en nuestro trabajo, como mínimo desde la perspectiva de seguridad.
Como ejemplo, una conversación de fin de semana, en la que varios profesionales del mundillo coincidimos en torno a una mesa para cenar y tomar algo. Entre muchos otros, salió el tema en cuestión y como todo análisis y conversación, por algún punto debía de empezar. La premisa de discusión la podríamos sintentizar en la siguiente pregunta: ¿Hicieron bien los de Charlie Hebdo en publicar las tiras días después de la popularización del tema en pleno pico de violencia en el seno de países árabes?
No voy, ni considero que pueda, entrar a detallar la conversación (muy interesante por otra parte) pero pongamos que la discusión emergió por dos posturas muy interesantes, que a la postre resultaron convergiendo en complementarias.
La primera, argumentaba en base a la doble reacción del gobierno francés de esgrimir la bandera de la libertad de expresión que de manera tán célebre se recoge en su lema "
liberté, egalité, fraternité", para posteriormente proceder a cerrar hasta 30 representaciones oficiales y centros educativos en las zonas de riesgo. Obviamente, era una línea de argumentación en la línea de la gestión de la seguridad que varios, a lo mejor por motivos laborales, la hemos tenido tan presentes en estos días y donde además tenemos presentes los casos de conocidos, compañeros y amigos que ha sido literalmente encerrados en casa aplicando uno de los más altos niveles de seguridad mientras pasa el temporal. El resumen de esta linea argumentativa se centraría en que, la decisión del Charlie Hebdo, se considera echar más leña al fuego de la violencia.
La segunda línea iba más a la interpretación de la lógica política subyacente, a que no se trataba de un tema de recortar aunque sea momentáneamente la libertad de expresión, habiendo secuestrado o reaccionado en contra de dichas tiras cómicas. La argumentación se centraba en que la respuesta violenta no era causa directa de la publicación de tal o cual tira sino de una política exterior beligerante y neocolonizadora de, curiosamente, estados con Francia o EEUU. Curioso el hecho, también resaltado durante el debate de, el círculo vicioso creado ya que en la propia línea de la teoría "
War on Terror" post 11S alimenta dicho nuevo enfoque de enemigo común entendido como el terrorismo de corte islámico en contraposición de la sopresa democratizadora del fenómeno de la primavera árabe.
Como se puede observar, no era complicado terminar admitiendo que ambas posturas era complementarias ya que todos los presentes nos definimos como fieles defensores de la libertad de expresion y de la
célebre frase atribuida a Voltaire que, aparentemente, no es suya: "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". La diferencia estribaba en la perspectiva: mientras la primera se preocupaba por la inmediatez de la reacción y los efectos llamemosle colaterales del tema (me atrevería a denominarla como perspectiva pragmática), la segunda hacía un análisis político más amplio y sobre todo con mayor perspectiva (pongamos que la denominamos perspectiva sistémica).
La imagen que tenemos sobre el mundo islámico
A posteriori, aquel comienzo de reflexión al más puro estilo "geopolítica de bar" se le han ido sumando las más diversas reacciones y análisis de los diversos ámbitos que me han hecho seguir dandole vueltas al asunto. Hay ciertas preguntas que me sigo haciendo como por ejemplo, el nivel de conocimiento y cobertura que se le dieron a los
gestos de condena de la propia población Libia a los ataques de Bengazi. A este respecto, he de reconcer, además, que si bien leí el artículo en su día me ha costado volver a encontrarlo: no tenía claro dónde lo leí, no hay mucha tinta al respecto y además es complicado escoger el término de búsqueda adecuado, aparte que los buscadores de algunos medios son un poco flojos, he de reconocer. Otra pregunta que me hago es... hasta que punto se está metonimizando el todo por la parte a nivel del mundo islámico y reflejando el conjunto por medio de grupos y colectivos que bailan en la delgada línea entre la ortodoxia y la violencia, como por ejemplo el caso del
movimiento Salafista? No parece que seamos conscientes ni que se quiera poner de relieve que el mundo islámico, que se cifra en torno a 1.200 millones de personas según leía recientemente, es todo un mundo y no se puede representar por una única parte, que no todo es blanco o negro o que más nos valdría echarnos a temblar si todos fuesen violentos. Pese a todo, no voy a entrar en la profundidad del análisis político que esto se merece porque pese a tener mis medios y mis recursos, se lo dejo a los buenos. Sí, sí, oiga, que ahi fuera hay gente muy buena
haciendo análisis que merece la pena dedicarle un tiempo, más largos y amplios, cubriendo aspectos relacionados a nivel política y lanzando preguntas interesantes. Menos mal que aún hay que escarbar pero se encuentran artículos que merecen la pena más allá de la propaganda y el oportunismo.
El debate acerca de la liberta de expresión
Y es, justamente en este término (el oportunismo) en que quería terminar y al que me lleva mi reflexión, que va a un ámbito que también está dando mucho de qué hablar y qué pensar. Asi pues, voy a desarrollar un poco sobre la maniobra del Charlie Hebdo.
Creo en la libertad de expresión pero es en estos momentos en los que me planteo hasta dónde llegan sus límites. ¿Limites? ¿Como? Sí, sí limites... pero no me refiero a los límites legales o políticamente correctos (ciencia de la que nos soy especialmente seguidor), si no a los límites éticos desde el punto de vista del individual y de quien tiene la libertad para ello y no desde la perspectiva del estado o del poder fáctico con opciones a restringir dicha libertad. Pongamos que es una reflexión de los límites desde el plano filosófico.
Si hablamos del caso francés, y pese a que no soy un experto en la matería, se me hace difícil no volver al ya mencionado
"liberté, egalité, fraternité". A día de hoy parece irrebatible el tema de la libertad (de expresión en este caso) en Francia pero, en el caso que nos ocupa es, ¿donde quedó la "
fraternité"? ¿Donde queda la mínima consideración por los miles de franceses repartidos en el mundo y en especial en países árabes a los que se la ha puesto, a golpe de trazo, en riesgo, en un hipotético punto de mira? Puede que no pase nada, puede (inshalla, que se dice por aqui). Pero en estos casos pienso en lugares como Gaza, Libia, Libano, Siria... y me acuerdo especialmente de los compañeros de profesión, aquellos trabajadores de la acción humanitaria y de otras (periodistas, académicos, etc...) de los cuales, a muchos que conozco, tienen grandes y estrechas relaciones con personas musulmanas y tratan humildemente de comprender la lógica y cultura subyacente, de dónde salen ciertos dogmas que a nosotros nos parecen extraños y difíciles de encajar... aquí me pregunto, ¿qué derecho tienen terceras personas de poner en riesgo a éstas y otras personas?
Para mi, la respuesta es lógica: ninguno. Y lo entiendo de manera universal, además. No creo que ningún actor, ya sea estatal, local, individual ni de comunicación tenga otorgado un cierto nivel de libertades que le permitan poner en riesgo o infligir ningún tipo de daño y esto debe ser aplicable a todos. De ahí que no entiendo ni comparto muchas estrategias de política exterior ni sus consecuencias, como tampoco entiendo ciertas actuaciones, como por ejemplo, las de ciertas empresas empresas cuyo ámbito de trabajo también alcanza los países empobrecidos.
Pero como ya he dicho, en este caso me quiero centrar en el caso de Charlie Hebdo. Puede que dada la cosmovisión sociopolítica francesa sea difícil buscar una reacción externa, por eso lo enfoco desde la ética y creo que el punto de análisis tiene que estar a priori, en el momento en que el/la dibujante empuñó el lápiz y cuando posteriormente se aprobó su publicación, esto es, alguien aprobó la misma. Tras la experiencia de casos anteriores, como el caso de las tiras publicadas en Dinamarca hace un tiempo, era cosa de 1+1 saber o predecir lo que podía suceder en esta semana, con este contexto y en el momento en que grupos violentos y exhaltados estaban en las calles tras el dichoso video. Publicarlo fue un movimiento que parece, cuando menos, oportunista y enfocado a copar las portadas internacionales en un gesto megaeficiente de publicidad sin coste que fue completamente en detrimento de la seguridad de ciertas personas.
Si mal no me acuerdo, decía John Hammond hacia el final de Jurassic Park (cito de memoria, asi que es una versión libre): "estabamos tan ofuscados en ver si podíamos, que no nos paramos a pensar si debíamos". En relación a esto y por otro lado, me acuerdo de cierto debate en el colegio en la asignatura de filosofía sobre los límites de la libertad, en los que siempre sale la siguiente máxima: "tu libertad acaba donde empieza la mía". Y es aquí donde quiero dejar la reflexión y lanzar la pregunta: señores del Charlie Hebdo, de acuerdo al imperativo ético, ¿era realmente necesaria la contribución periodistica de Charlie Hebdo? ¿debieron hacerlo? ¿cual fue la motivación subyacente? ¿queda la libertad supeditada a otro tipo de principios?
Miedo y profunda tristeza me da un mundo en que se defiende la libertad de expresión a capa y espada sin pararse ni un momento a pensar en las consideraciones éticas subyacentes. Coincido en que esto es la derivada segunda de un juego de intereses en el tablero de la política internacional pero una vez que la partida está en marcha... ¿dónde quedó la corresponsabilidad?
Referencias:
Imagen: United Explanations en Facebook (enlanzando a Diseño Social)